Anillos de ajedrez
Los juegos han formado parte de la vida de los niños desde tiempos inmemoriales, pero por supuesto los adultos también juegan. Los adultos juegan principalmente con distintas cartas, como comodines, canasta póquer y maria. Yo aprendí a jugar a la canasta y a la maría cuando tenía nueve años; una niña de nueve años, o incluso de diez, podía jugar a la maría y al póquer. Mi padre era un gran alcohólico, así que siempre jugábamos al póquer en el pub. Por supuesto, mi padre nunca me llevaba al pub, pero cuando me aburría, me enseñaba a jugar en casa. Y jugábamos juntos. Mamá no siempre estaba contenta con eso.
Más tarde, mi padre me enseñó a jugar al ajedrez. Pensé que lo mejor era ir a un club de ajedrez porque el ajedrez es muy divertido. Cuando se lo conté a mi padre y a mi madre, enseguida me dijo que el club de ajedrez no era válido para mí. Dijo que pronto dejaría de ir y que me quedaría sin dinero, que era una pérdida de dinero. Mi padre no tiene dinero, así que es un despilfarro, pero si le dijera a mi padre que me estaba gastando el dinero en alcohol y cigarrillos y pagando las copas de mis amigos, más me valdría callarme porque provocaría un incendio en el tejado y mi madre se lo cargaría todo. Así que le pedí a mi madre si al menos podía pagarme los seis primeros meses de ajedrez».
Y mi madre me lo prometió y me lo pagó todo. Fui a torneos de ajedrez, y gané un par de veces, y quedé segundo y tercero un par de veces. Tengo algunas medallas, una copa y un diploma. Me gusta mucho y me alegro de haber participado. También he aprendido que la gente que juega al ajedrez tiene después una forma de pensar más profunda. Dicen que también refuerza su inteligencia. Por supuesto, el ajedrez no aumenta tu inteligencia, pero si ya tienes una inteligencia alta, todo sube y también piensas más profundamente. Creo que es una gran elección. ¿Por qué no debería jugar a juegos con los que disfruto?